Mandala (1981)

Dirigida por Kwon-taek Im

El camino hacia la iluminación no es fácil. Quizás la pregunta que cabe es ¿existe acaso un camino hacia ella? Y si existe ¿qué es aquella maravilla? El film Mandala, dirigida por el más famoso desconocido director coreano Kwon-taek Im, explora –entra otras cosas – esta inquietud que cualquier ser humano, más de una vez, ha sentido.

Desde los planos iniciales de este film, que data del año 1981 y está basado en la novela homónima escrita por Song-dong Kim (y sí, la pueden encontrar en la biblioteca MMK) nos adentramos en un mundo donde la inmensidad, la quietud y en especial la búsqueda, están siempre presentes.

Un plano amplio, estático, nos muestra un camino por el cual, desde lo lejos, un bus transita en un paraje yermo en el cual la belleza y la desolación nos trae emparejado el tono perfecto de la historia a la cual nos adentramos. En el vehículo viajan Bobún, un joven monje budista en un viaje de meditación, y Yisan, un monje mayor y renegado, a quien su licencia de tal le ha sido revocada. ¿Una licencia te hace monje o te entrega facultades para ejercer o buscar los significados en la vida?

Ambos son opuestos en todo sentido. El primero es ascético, renegando de todo placer mundano. El segundo es un alcohólico quien no tiene problemas de gozar con prostitutas y entregarse a todo placer hedonista, lo que no lo hace más feliz, sino, por el contrario, más vacío en su interior. Ambos personajes se unen en un camino tanto externo como interno, en la búsqueda de encontrar un significado en la vida y en el mundo. Pero los significados no son fáciles de encontrar; lo peor de todo es que una vez que se encuentran, no son fáciles de sobrellevar.

Articulada en base a las contradicciones de ambos monjes, Im nos entrega el pasado de cada personaje de manera pausada y elíptica, adentrándonos lentamente en los hechos que han marcado a cada uno y que los han llevado a los derroteros en donde los encontramos. El pasado nos marca, nos hace quienes somos y nos obliga a tomar las decisiones que sellan nuestras vidas. Pero a la vez, y a riesgo de sonar contradictorio (¿no lo somos siempre?), no es el pasado el único ente que nos moldea.

Existe dentro de cada uno cierta energía que nos hace únicos y (esperamos, deseamos) especiales, alejados de lo que se ve, de lo que se espera de nosotros. Desde el vacío del antes de nacer, hasta el vacío después de nuestra muerte, en ese único pestañeo efímero en el que nos vemos envueltos y que llamamos vida y en el que luchamos por dejar huella alguna, existen infinidad de instantes que nos contrastan y nos elevan, unifican y aíslan. Tanto Bobún como Yisan se encuentran en el sendero de la búsqueda, del dolor, del miedo, de enfrentar esos instantes en los que vida nos desarticula, nos hace dudar y nos envía a rumbos desangelados donde la única salida es seguir buscando, caminando, alejándonos, preguntándonos.

En Mandala no se busca una verdad, un juicio ni una universalidad, no se pretende encontrar ni diferenciar lo correcto de lo incorrecto; Im no está en la senda del juicio sino del entendimiento. La comprensión es especial, única y difícil. De ritmo pausado, a ratos difícil, Mandala nos entrega una mirada tan espiritual como terrenal de lo que nos hace seres humanos tan equivalentes como irreconciliables.

Puedes descargar gratis la película con subtítulos en español en el siguiente LINK:

https://mega.co.nz/#!m0Q1ACAZ!cwWNjE2BtY7xbPieB6tONvTvScJOoFISqxK-9_i3jZU

La clave del archivo es: hankido